Pixie Fox es una modelo de Suecia, que ha adquirido fama gracias a las múltiples cirugías que se ha hecho. Su obsesión por parecerse a la sexy caricatura de Jessica Rabit, la he hecho gastarse no menos de 120,000 dólares para contratar a los mejores cirujanos de distintas partes del mundo. Ahora, ella está completamente irreconocible.
Así era como se veía antes.
Una chica guapa que había crecido en una granja y trabajaba como electricista.
Pero Pixie declaró que nunca sintió que perteneciera allí, por lo cual decidió marcharse de casa para convertirse en modelo. Sin embargo, su obsesión le ha hecho reconstruir prácticamente cada parte de su cuerpo.
Ya tuvo una cirugía de nariz e implante de colágeno en los labios…
Y otra de las más recientes, fue hacerse un trasero brasileño, lo cual se logra colocando implantes de grasa en los glúteos.
Se trata de un procedimiento complejo y muy incómodo, ya que la cantidad de grasa es tal, que hasta sentarse o moverse se pueden convertir en algo doloroso. Eso sí, al final quedan unas nalgas de infarto.
Pixie también suele pasarse horas en el gimnasio, además de seguir una estricta dieta orgánica para mantener su figura. Asegura que no consume alcohol ni drogas, a excepción de los antibióticos a los que ya se ha acostumbrado, debido a su extravagante estilo de vida.